This week’s Torah portion is “Ki Tavo” (Deuteronomy 26:1 – 29:2) (Soncino Chumash pp. 859 – 873).
Chapter 26 starts out prescribing the rituals of acknowledging and thanking Hashem for the first fruits. Verse 3 commands the farmers to present to the priest, reciting an acknowledgement as stated in the chapter. Part of the ceremony involves the words: “A wandering Aramean was my father, and he went down into Egypt and sojourned there, few in number; and he became there a nation, great, mighty and populous”. This phrase is also found at the beginning of the Hagaddah for the Passover Seder. These phrases are to be recited exactly as in the text, and in Hebrew.
The chapter then discusses the tithing of the harvest. It recounts the three-year cycle of giving a tenth of the produce to the Kohenim, the Levites and the stranger, fatherless and widow. Included is an acknowledgement that they have not eaten or used any of the tithe in the presence of or for use of supplies for the dead.
Finally in this chapter is an acknowledgement to observe all of Hashem’s commandments.
Chapter 27 opens up with Moses telling the people that after crossing the Jordan river, they are to take large rocks, put plaster on them and inscribe the Law on them. This is also a symbolic gesture that they are taking possession of the land. Included in this command is to build an altar at that location.
Once that is established, the tribes are to be divided into two sets. The tribes of Simeon, Levi, Judah, Issachar, Joseph and Benjamin are to stand upon Mount Gerizim for the blessings. The tribes of Reuben, Gad, Asher, Zebulun, Dan and Naphtali are to stand on Mount Ebal for the curses.
The Levites are to first recite the curses, which is a restatement of the Ten Commandments. The curses relate to idolatry; dishonoring parents; removing landmarks of properties; obstructions against the blind; injustice to the helpless; incest and immorality; murder; bribery; and not following the commandments in general.
Chapter 28, verses 1 - 14 states the blessings. People will be blessed if they follow Hashem’s Torah. Blessed in the city and in the field (country); blessed by healthy children, produce and livestock; blessed in all business ventures. G-d will make sure we’re victorious in battle and other peoples will respect the Israelites. There will be rain, appropriate for a bounty of produce. We will be “the head”, not the “tail”.
Verses 15 – 68 are the warnings if the people do not follow Hashem’s laws. There are three stages of consequences, each more severe for not following Torah. Not only will their endeavors of farming and herding not be successful, but ultimately they will starve and be thrown off their land. To that end, there will be no rain and they will not be successful in battle, being defeated and dispersed by their enemies. They will get various diseases and be sold as slaves.
Chapter 29 closes out the parashat by Moses reminding the people that while they were in the wilderness for forty years, G-d fed them and kept them clothed. He reminded them they were successful in battle by following the commandments and that the tribes of Reuben, Gad and half of Manasseh would settle in the TransJordan.
Espanol:
La porción de la Torá esta semana “Ki Tavo” (Deuteronomio 26:1-29:2) (Soncino Chumash pp. 859-873).
El Capítulo 26 comienza prescribiendo los rituales de reconocer y agradecer a Hashem por los primeros frutos. El versículo 3 ordena a los agricultores que se presenten al sacerdote, recitando un reconocimiento como se indica en el capítulo. Parte de la ceremonia incluye las palabras: “Un arameo errante era mi padre, y bajó a Egipto y residió allí, pocos en número; y se convirtió allí en una nación grande, poderosa y populosa.” Esta frase también se encuentra al comienzo de la Hagaddah para el Seder de Pascua. Estas frases deben recitarse exactamente como en el texto y en hebreo.
A continuación, el capítulo analiza el diezmo de la cosecha. Relata el ciclo de tres años de dar una décima parte de los cultivos agrícolas a los Kohenim, los levitas y el extranjero, huérfano y viuda. Se incluye un reconocimiento de que no han comido ni usado nada del diezmo en presencia o para el uso de suministros para los muertos.
Finalmente, en este capítulo hay un reconocimiento de observar todos los mandamientos de Hashem.
El capítulo 27 comienza con Moisés diciéndole al pueblo que después de cruzar el río Jordán, deben tomar rocas grandes, ponerles yeso e inscribir la Ley en ellas. Este también es un gesto simbólico de que están tomando posesión de la tierra. En este comando se incluye la construcción de un altar en ese lugar.
Una vez que se establezca, las tribus se dividirán en dos conjuntos. Las tribus de Simeón, Leví, Judá, Isacar, José y Benjamín se pararán sobre el monte Gerizim para recibir las bendiciones. Las tribus de Rubén, Gad, Aser, Zabulón, Dan y Neftalí estarán en el monte Ebal por las maldiciones.
Los levitas deben recitar primero las maldiciones, que es una reafirmación de los Diez Mandamientos. Las maldiciones se relacionan con la idolatría; deshonrar a los padres; eliminar hitos de propiedades; obstrucciones contra los ciegos; injusticia hacia los indefensos; incesto e inmoralidad; asesinato; soborno; y no seguir los
El capítulo 28, versículos 1-14 declara las bendiciones. Las personas serán bendecidas si siguen la Torá de Hashem. Bendito en la ciudad y en el campo; bendecido por niños, los cultivos agrícolas y ganado sanos; bendecido en todas las empresas comerciales. Di-s se asegurará de que salgamos victoriosos en la batalla y otros pueblos respetarán a los israelitas. Habrá lluvia, apropiada para una abundancia delos cultivos agrícolas. Seremos "la cabeza", no la "cola."
Los versículos 15 al 68 son las advertencias si la gente no sigue las leyes de Hashem. Hay tres etapas de consecuencias, cada una más severa por no seguir la Torá. No solo sus esfuerzos de agricultura y pastoreo no tendrán éxito, sino que, en última instancia, morirán de hambre y serán expulsados de sus tierras. Con ese fin, no habrá lluvia y no tendrán éxito en la batalla, siendo derrotados y dispersados por sus enemigos. Contraerán diversas enfermedades y serán vendidos como esclavos.
El capítulo 29 cierra la parashá de Moisés recordando al pueblo que mientras estuvieron en el desierto durante cuarenta años, Di-s los alimentó y los mantuvo vestidos. Les recordó que tuvieron éxito en la batalla siguiendo los mandamientos de que las tribus de Rubén, Gad y la mitad de Manasés se asentarían en TransJordania.
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